domingo, 6 de marzo de 2016

Capítulo 13. El fundamento de la reforma de las escuelas es procurar el orden en todo.

Lo que está ordenado, conserva su estado e incólume existencia mientras matniene este orden. Si el orden falta, desfallece, se arruina, se cae. Un reloj produce movimientos espontáneos, marca armónicamente los minutos, horas, días, meses y hasta años, no solamente mostrándolo a la vista. Una disposición tal de todos cuantos elementos integran, en su exacto número, medida y orden, que cada uno de ellos tiene un fin determinado pero si algo se descompone, rompe, quiebra, retrasa o tuerce, aunque sea la más pequeña rueda, el más insignificante eje, el más diminuto clavo, al momento se para o hace con error todas sus indicaciones. 
El arte de enseñar requiere una ingeniosa disposición del timepo, los objetos y el método. Si podemos conseguirla, no será difícil enseñar todo a la juventud escolar, cualquiera que sea su número. Las escuelas se deben dar en una organización que responda al modelo del relojs, ingeniosamente construido y elegantemente decorado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario