jueves, 17 de marzo de 2016

Capítulo 22. El método de las lenguas.

1.-Las lenguas se aprenden como instrumento para aumentar la erudición y comunicarla a otros.
Por lo tanto, no deben aprenderse todas porque es imposible, tampoco muchas porque es inútil, sino las necesarias solamente. Son necesarias: la propia, las lenguas vecinas, la latina para erudición en general, la griega y la hebrea para la teología.

2.-Deben aprenderse todas conforme a la necesidad; basta, aprenderlas lo suficiente para leer y entender los libros.

3.-El estudio de las lenguas debe ir paralelo al conocimiento de las cosas, a fin de que aprendamos a entender y expresar tantas cosas como palabras.

4.- No deben aprenderse los vocablos separadamente de las cosas porque están unidas.

5.- A nadie le es necesario el conocimiento completo de una lengua.

6.- Para formar a la vez el entendimiento y el lenguaje deberán proponerse a los niños cosas infantiles, dejando para la edad adulta lo propio de dicha edad, a fin de que ambas se desarrollen gradualmente.

7.- En cuanto a la poliglotía, con el siguiente método se conseguirá un resultado breve y con poco trabajo:
  I. Cada lengua debe aprenderse por separado: 
En primer lugar, la lengua corriente, luego aquellas que se emplean con frecuencia en los países circundantes. Una después de la otra, no al mismo tiempo.
II. Cada lengua tenga su tiempo determinado: 
 La lengua corriente, requiere necesariamente varios años, de ocho a diez. La lengua vulgar puede aprenderse en el espacio de un año.
III. Toda lengua debe aprenderse más con el uso que por medio de reglas. 
Esto es, oyendo, leyendo, volviendo a leer, copiando y haciendo ejercicios de palabra y por escrito con la mayor frecuencia posible.
IV.No obstante, las reglas servirán para ayudar y afirmar el uso. 
Desde luego, esto es de extrordinaria aplicación de las lenguas sabias.
V. Los preceptos referentes a las lenguas deben ser gramaticales, no filosóficos. 
Deben explicar sin arte alguno, cómo y qué ha de hacerse.
VI. La lengua más conocida ha de ser la norma de los preceptos que para la nueva lengua se escriban, de manera que solamnete se haga notar la diferencia de la una a la otra. 
VII. Los primeros ejercicios de la nueva lengua han de hacerse sobre materia conocida. 
De este modo no tendrá necesidad el entendimiento de aplicarse conjuntamente a las palabras y con más facilidad y prontitud se adueñará de ellas.
VIII. Todas las lenguas pueden aprenderse con el mismo y único método. 
Añadiendo preceptos muy fáciles que señalen tan sólo las diferencias respecto a la lengua conocida y con ejercicios sobre materias que sean también conocidas.

8.- La practica no requiere aprender casi a la perfección las lenguas, con excepción de dos de ellas y mediante cuatro grados:
Primera-edad ha de ser- Infantil, balbuciente-en la cual aprenderán a hablar-De cualquier modo. 
Segunda-edad ha de ser- Pueril, adolescente-en la cual aprenderán a hablar-Con propiedad.
Tercera-edad ha de ser- Juvenil, florida-en la cual aprenderán a hablar-Con elegancia.
Cuarta-edad ha de ser- Viril, potente-en la cual aprenderán a hablar-Con energia. 

9.- Se debe seguir estos cuatro grados sabiando escoger los instrumentos para aprender, ya sean libros didácticos o informadores.

10.- Los libros didácticos habrán de ser cuatro conforme a los grados de las edades:
I. El vestíbulo: algunos centenares de vocablos distribuidos en refranes o proverbios, llevando anejos unos cuadros de declinaciones y conjugaciones.
II.La puerta: vocablos más comunes, en sentencias breves con preceptos gramaticales breves y claros que expongan con sencillez la verdadera y genuina forma de escribir, formar, pronunciar y construir las voces de aquella lengua.
III.El palacio: encerrará en sí diversos discursos acerca de todas las cosas.
IV. El tesoro: se escogerán algunos de estos autores para ser leídos en la clase.

EL FIN ES: la perfección de la lengua.















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